El inconformismo es la manera de
meditar sobre una sentida incomodidad y disponer nuestra capacidad para
enfrentarnos a esa situación. La historia nos habló de movimientos
inconformistas que en distintas épocas marcaron un antes y un después o, en el mejor
de los casos seccionaron en dos a un grupo principal.
El inconformismo de la sociedad
francesa ante la crisis económica de entre guerras o los movimientos anglicanos
del más rancio clero inglés del siglo XVI, son pequeñísimas muestras en
comparación con la inconformidad a la adaptación de la especie humana en la
lucha a favor de la evolución.
Hace unos días que hablaba de
arte con una de las pocas personas en las que hoy por hoy confío y le explicaba
que si tomaba muestras del sistema de vida de la sociedad actual, entendería
fácilmente que nadie plantea medios plazos, porque nadie tiene el difícil don
de manejarlos.
Lo curioso, es que el manejo de
esos medios plazos significa beneficios en todos los ámbitos y corrientes
sociales. Igual que el inversor de cortos obtiene las mismas ganancias que el
de muy largos plazos en diferentes tiempos, las interacciones sociales entre
nosotros se mueven de hoy a mañana o con ilusiones futuras, pero jamás nadie
piensa en esos medios plazos.
Conseguir lo que se quiere en
poco tiempo es sinónimo de perder la ilusión de lo que vendrá más tarde. El
león que corre tras su presa y da cuenta de ella saciando su hambruna, no
correrá tras otra hasta una nueva necesidad.
El ser humano desiste cuando
tiene eso que tanto le ha costado conseguir y gracias a ello a veces
conseguimos que la involución de la sociedad actual sea un poquito más lenta.
Cuando consigo lo que quiero, lo
dejo a un lado. Levanto la vista y voy a por lo siguiente. Ley de vida. El
problema viene, cuando llega un día que, aquello que quieres es lo realmente lo
quieres y ya no quieres seguir. Ese momento donde el inconformismo se vuelve
paciencia es el que precisa que aquello que encontraste piense igual que tu y
también quiera quedarse ahí.
Wilde o Schopenhauer entre muchos
otros pensaban en la rebeldía como una virtud que proponía acelerar el proceso
evolutivo. ¿Pero dónde está la felicidad siendo la vida un proceso de lucha constante?
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