Cada día que pasa, la situación en la que la derecha está metiendo a los ciudadanos españoles empeora. Cada vez estoy más convencido de que aquí hay mucha carga de artimaña política con la que aniquilar el Estado de Bienestar que años y años, y con mucho esfuerzo, gobiernos democráticos en sociedad con el pueblo español han ido dando forma hasta hoy.
Todas las mañanas nos levantamos con manifestaciones y alegatos de los dirigentes de la derecha. Estos personajes que lo son de medio pelo al estilo Aguirre. Una presidenta de la Comunidad de Madrid que hoy trata
de meter miedo en los entornos culturales más precarios hablándonos de corralitos pamperos, y que mañana nos planteará recortes a las necesidades más básicas, argumentando subvenciones y mamandurrias.
Indignos, ineptos y odiosos políticos que dan asco, gentuza que hace poco más de un año dio orden de colocar el capital de Bankia entre los ahorradores domésticos a golpe de timo con llamada telefónica incluida.
Cada día que me levanto, comparto opiniones con gente asustada. Comparto dudas sobre cómo vamos a poder seguir pagando las hipotecas, oigo quejas y miedos sobre la imperiosa necesidad de comprar unos libros de texto que, hoy por hoy, para muchas familias será tarea imposible de abordar.
Esta clase política que parece orgullosa de haber dejado sin regalo de Reyes a miles de españoles y que cuentan sus patrimonios y sus indemnizaciones por miles y miles de millones, nos han demostrado en este tiempo que son de un talante inferior en moralidad a cualquier ente conocido y que gastan una calaña propia de delincuentes.
En el mejor de los casos, me atrevería a compararlos a los románticos piratas del S.XVII que, trasnochados y bajo un grotesco moreno conseguido vía máquina, a día de hoy se ponen delante de una cámara y nos argumentan como nos roban a los pobres para seguir enriqueciendo a los ricos. Día tras día y a manos llenas.
Han metido la mano en lo más sagrado. En los sueldos básicos, en las necesidades sociales, en el futuro, en la enseñanza, en la seguridad y en la sanidad. Sin embargo, ellos siguen viviendo a cuerpo de rey y engrosando sus cuentas, robando, robando y robando cada día más.
El pueblo debería plantear, exigir y pedir desde ya unas elecciones anticipadas donde demostrar que nos hemos sentido engañados. Que nada de lo que llevaban en sus programas ha sido cumplido sino todo lo contrario.
España está viviendo la estafa más grande que jamás la historia podrá contemplar y estamos empezando a sufrir el principio de lo que con estas políticas queda por llegar.
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