No, en mi opinión.
Y podría terminar así mi primera aportación al blog de mi amigo Balsalobre. Sin embargo, creo que sería la primera y última aportación.
Lo primero agradecer a Balsalobre que haya confiado en un servidor para participar en su sitio, siempre es un honor que los amigos piensen en ti. En segundo lugar aclarar que no tengo afiliación política alguna, de forma oficial. Por tanto, quien quiera ver en mis palabras un apoyo a uno u otro partido, se equivocará. Un economista debe mantenerse neutral en sus conclusiones económicas, si bien toma partido si es el encargado de aplicar las medidas necesarias.
Afortunadamente el Gobierno no tiene que escuchar lo que les tengo que decir ni me deja influir en sus políticas, con lo que puedo afirmar que digo exactamente lo que pienso. Puedo equivocarme (suelo hacerlo), pero el error no será interesado.
Que España necesitaba una reforma de su mercado de trabajo pocos lo dudan y economistas creo que menos aún. En todo caso, seguir con el mismo marco jurídico y el mismo tipo de economía nos garantiza cifras de paro vergonzosas; y cada parado es una familia en apuros.
La reforma que nos ha presentado el PP grosso modo abarata el despido improcedente de 45 días por año trabajado y un máximo de 42 mensualidades a 33 días por año y un límite de 24 mensualidades (los que tienen derechos consolidados los mantienen, si bien se aplica los nuevos baremos en adelante). Si la rebaja a los intereses de los despedidos suena fuerte, en la realidad lo es más. El truco es quitar los salarios de tramitación y forzar a que sea el trabajador el que demande ante los Tribunales de lo Social.
Hasta la reforma el empresario despedía normalmente aceptando la improcedencia del cese, ya que en otro caso tenía que ir a juicio y perdía frecuentemente. Ahora será al revés, el empresario que no sea un hombre de honor (o no tenga dinero en caja para pagar), despedirá como procedente, pagando 20 días por año con un máximo de 12 meses. Y además si contablemente demuestra que lleva 3 trimestres consecutivos de pérdidas actuales o previstas o la disminución persistente de su nivel de ingresos o ventas. Con dinero negro y contabilidades de opereta, cualquier empresa puede hacer que los números "canten", me temo.
Hay otros ataques a los derechos de los trabajadores por cuenta ajena (no olvidemos nunca que trabajadores también lo somos los pequeños autónomos, entre otros), como la posibilidad de despido por bajas o la merma del poder de negociación sindical, pero la tónica general ya está comentada.
Esta reforma, en base a mi conocimiento económico, no es la acertada si lo que se busca es aumentar el empleo disponible en la economía. Salvo que vayamos a competir con China en precariedad y bajos sueldos, claro está.
La reforma estrella que ni el PSOE ni el PP se han atrevido a poner en práctica aún es el llamado modelo austriaco: la indemnización del trabajador la pagan las empresas mes a mes y se acumula como un fondo adscrito al empleado. Cuando el empleado cambia de trabajo, necesita el dinero para formación, enfermedad o es despedido, puede acceder a este dinero.
Así acabamos con la falta de flexibilidad de los empleados a la hora de cambiar de trabajo y permitimos a las empresas pagar cada mes en lugar de afrontar cuantiosos pagos en el peor momento posible (cuando el negocio va mal).
Y otra reforma importante es la del trabajador autónomo, perfil que nos guste o no se va a ir imponiendo respecto al trabajador por cuenta ajena. El gran olvidado, hasta la fecha. La nueva economía requiere nuevas relaciones laborales, pero nuevas no significa siempre peores.
Qué la reforma tenía que hacerse era un hecho más que acertado, que se ha orientado por el camino de la empresa, eso es verdad, quizás los sindicatos han valorado perder los 7 millones de euros que se les regala en subvenciones y no dar alternativas, cerrarse y convocar huellas con los piquetes, los hace importantes, al menos entre ellos, ahora tenemos menos derechos y menos representación, nos espera solo las urnas con nuestro voto, o eso también lo limitarán?
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