Ayer por la tarde renuncié a una consecución laboral por una cantidad de dinero importante. El trabajo consistía en pintar contenedores de basura. Ya lo hacía antes. En este momento y por lo que pagaban, pensé que la cantidad de tiempo que me iba a quitar no me dejaría tiempo, por otra parte, para la consecución de las responsabilidades personales que me acechan. Además, que últimamente estaba ya cansado de los colores verde, azul y amarillo. Reciclar, reciclar, reciclar.
Mi virtud y mi aplomo en mi decisión no evita que la diarrea me derrita, o que mismamente el metamizol en masa no aplaque ni por asomo el dolor que tengo bajo las muelas izquierdas. Fiebre en algún momento. Y muy mal ánimo. A ratos desesperación que apaciguo con un poquito de retórica con la gente que quiero o simplemente con un...¿y a tí, que cojones te importa? destinado a la cantidad de impresentables y falsos viandantes que me rodean. Soy un tío y no hay que mostrar debilidad.
Ni que decir tiene, que siempre me tiene que salir el chulo de mierda de turno que llevo dentro. No es auténtico. Simplemente, el de turno.
¿No había dinero para pagarme? Menuda frase hice fluir más acertada. Las que me han hecho pasar. Nadie, eso no lo sabe nadie.
Pero hoy vuelvo a ser libre. No más contenedores. No más cubos de amarillo. Yo normalmente pintaba de amarillo chillón.
Ahora sí que tengo claro que seré pobre toda la vida. Mola ser pobre.
Leo hoy la prensa con la misma avidez que hace veinte años. Ayer no la leí. Hoy la leo con otros ojos. Y trato de ver las cosas como una persona que no pinta contenedores de basura. Trato de ver las cosas como las vería una ilustre y luchadora ama de casa, con fibromialgia, o un jubilado que juega al tute en el hogar de este colectivo. Y pienso.
"La realidad es una construcción simbólica sobre una película negra, la deformas, le das luz y a veces la mejoras. El tiempo, es lo que tarda en llegar la luz para cambiar la película."
hole tus guevos rebaná!
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