Le
sigo dando vueltas al tema que relaciona al oportunista actor y político Toni
Cantó con la violencia de género. Lejos de la ironía más o menos acertada con
la que argumento en muchas ocasiones mis textos, me estoy dando cuenta de que
la ligereza con la que personas de este tipo hablan de temas tan importantes,
podría ser directamente proporcional a la lentitud de regeneración de sus
neuronas. Lo que técnicamente se conoce como neurogénesis.
Sinceramente creo que
no hay que culpar a este tipo de personajes ni de sus propios comentarios.
Lejos de pensar en alguna enajenación transitoria, habría que buscar otros
motivos para entender esa facultad innata de cagarla de forma estrepitosa y sin
consuelo, prescindiendo así de las valoraciones personales como barómetro de
medida en cuestiones de intelectualidad de este tipo de políticos que dicen
representarnos.
Si este comentario
hubiere o hubiese venido de una persona diagnosticada de Alzheimer, no creo que
la más mínima parte de la opinión pública hubiera o hubiese tomado interés en
recriminar al actor/político/modelo que, según dice una amiga mía, -no entro en
valoraciones-, tiene la boca bonita.
Desde el punto de
vista holístico en el concepto humano, resulta abrumador pensar en la cantidad
de motivos que, desde el desconocimiento de la vida y milagros de este Orestes
de turno, han llevado a dicho personaje a realizar tales citas. Unas
afirmaciones propias de engendros mediáticos a la altura de otras lindezas como
"nunca he leído un libro porque no tengo tiempo y por eso compro
discos", "perdimos porque no ganamos" o aquella de "las
películas de hoy son muy raras porque te hacen pensar".
Buscando en la basura,
podríamos pensar en la emoción del momento y atribuirlo a una posible y
desmedida ingesta de alcohol en su juventud que está demostrado frena el
proceso de maduración del cerebro. También a una escasa actividad física, que
constituye del mismo modo a una desaceleración de la regeneración neuronal; a
algún golpe o simplemente a un proceso derivado y asociado a un mal despertar.
Desde la honestidad, creo que es imposible decir tal gilipollez y con eso pensar
se está defendiendo algo para algún sector de la población.
Tenemos que terminar
con los malos tratos y hacer lo posible por entender, de una vez por todas, que
existe una mayoría. La de las mujeres maltratadas que no denuncian por miedo al
hijo de la gran puta que tienen al lado. Y también nos podíamos plantear
recoger muchos millones de firmas para que los incompetentes políticos
gilipollas del tipo Cantó, desaparezcan de la estructura ¿dirigente?