Tengo que cambiar mi visión sobre
Pablo Iglesias. El hasta estos días para mí, infravalorado político de perfil psicopático,
manipulador y seductor de masas con pasión por el poder, me ha dado una lección
y es en este momento cuando sería incluso digno de hacerme perder el tiempo en
la realización de un ensayo a través del cual y como un reto personal,
intentará analizar esa personalidad ante la cual, en estos momentos, reitero, me
tengo que quitar el sombrero.
Ni el mejor estratega en el campo
de batalla podría haber hecho las cosas mejor. Pablo Iglesias ha sido capaz de
emular a Lasker y con una jugada maestra, se ha plantado ante las próximas
elecciones abriendo el camino a la total destrucción de cualquier versión de la
izquierda en España, que no sea la representada por él.
Los socialistas deberían de
temblar al entender que son desde hace mucho tiempo el único y principal
objetivo de los morados. Pablo Iglesias no quiere gobernar y sabe perfectamente
de lo imposible de esa empresa en cuanto al control ejercido por los verdaderos
poderes que acotan los ataques a las libertades de los españoles.
Pero vayamos un poco más allá
para darnos cuenta de uno de los movimientos más importantes que en el mundo de
la política se han ejecutado en los últimos tiempos.
Nunca estuve de acuerdo con la
palabra violencia, en lo que se refiere a formar parte de la definición de
terrorismo. El terrorismo como intento de derrocar un estado, se puede realizar
de diferentes maneras y una de ellas es a través de la ocupación de puestos de
responsabilidad para poder dirigir desde una paz teórica, los designios del
propio estado ocupado.
Con financiación exterior, Pablo
Iglesias evoluciona hasta la cabeza visible de
un partido político que a su vez, consigue una importante representación
en el Congreso de los Diputados de un país como el nuestro. Esa financiación a todas vistas ilegal y en
trámite jurídico, proveniente de repúblicas islamistas o bolivarianas, solo puede
tener un fin entendible. ¿Podríamos entender todo esto como una invasión o
ataque a nuestro estado de derecho por parte de estos países?
Es evidente que este
planteamiento es exagerado y que en el mundo actual, este tipo de movimientos
no tienen razón de ser ni llegarían a
nada. Pero tenemos que entender que no solo hay que ser honrado, si no también
dar la imagen y por esa regla de tres, no solo vale con saber que estamos
protegidos frente a este tipo de terrorismo, si no también poner sobre la mesa
todas las armas que nos ayuden a erradicar lo máximo posible cualquier invasión
exterior.
Volviendo a la primera parte de
la exposición en la que si nada lo remedia, Izquierda Unida firmará su sentencia
de muerte, dando paso a los socialistas como los siguientes a ser incinerados a
manos de la cúpula de Podemos, me gustaría decir que todavía no es tarde para
entender a que estamos jugando y en manos de quien estamos dejando la
interpretación de las leyes, el estado de bienestar y la libertad que tanto
cuesta conseguir cada día.
La estrategia es un arte. Los
psicópatas son los mejores estrategas de la historia. Un psicópata no tiene
amigos, solo súbditos. Y a través de estas tres frases, se justificaría el
éxito de lo que representa Podemos.